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Asamblea Parroquial

La Asamblea Parroquial, espacio pastoral de animación, asimilación y organización del proyecto diocesano.

Una definición de lo que es la Asamblea Parroquial

Normalmente, las parroquias sólo convocan a todos sus fieles a la celebración litúrgica. Es verdad que la asamblea Eucarística es la asamblea cristiana por antonomasia; en ella la comunidad recibe su vida. Pero para que esta reunión fundamental despliegue toda su virtualidad, hay que reunir también a los cristianos para reflexionar juntos sobre la vida y la misión de la comunidad, para descubrir los problemas del barrio o pueblo, para pensar entre todos, respuestas pastorales adecuadas. Por muy importantes y útiles que sean el Consejo Pastoral, las Comisiones de trabajo, se trata siempre de grupos minoritarios en relación con todos los fieles que pertenecen a la parroquia. ¿Cómo reunirlos a todos? Resulta prácticamente imposible. Pero puede haber una institución que, al menos, los represente a todos y les ofrezca la posibilidad de hablar, y colaborar; la Asamblea Parroquial.

Podríamos definirla como: “la reunión de todos los agentes de pastoral de la parroquia, que, presidida por el párroco y abierta a todos los fieles, revisa todas las tareas de la comunidad, analiza las necesidades y exigencias evangelizadoras, y programa la acción pastoral para un determinado periodo de tiempo”. O también de esta otra forma: “es una convocatoria dirigida a todo el pueblo de Dios -presbíteros, religiosos, religiosas y laicado- para discutir los problemas comunes, fijar y determinar los criterios orientadores de la marcha de la comunidad, programar las actividades comunitarias, elegir sus representantes y elaborar el estatuto interno de la comunidad parroquial”.

La preparación de la Asamblea

La preparación de la Asamblea es muy importante; no se puede improvisar, ni ha de forzar el ritmo de las personas o de los grupos. Se han de establecer las condiciones para que desde la preparación de la Asamblea los grupos parroquiales y los agentes comprometidos, definan el método de realización de la Asamblea; recordemos que se trata de un momento de clímax en la gestación de la vida parroquial. En la preparación de la Asamblea Parroquial es conveniente el contar con una comisión responsable, que ha de estar formada, si es posible, por presbíteros, religiosos y laicos: tiene una tarea pedagógica y una tarea funcional.

La tarea pedagógica: Consiste en poner las condiciones humanas y evangélicas para que el proceso preparatorio a la asamblea, la realización de la misma y la aplicación subsiguiente, acompañen a las personas en su desarrollo integral y pongan las bases para el pacto de cooperación comunitaria parroquial.

La tarea funcional: Consiste en buscar y aplicar los elementos técnicos que harán posible y viable la Asamblea Parroquial. Estos elementos técnicos han de abarcar desde la dinámica de grupos, pasando por las cuestiones administrativas, hasta la dimensión teológica y pastoral del proyecto.

La Comisión responsable termina su labor con la realización de la Asamblea Parroquial, y con la evaluación y revisión de la misma. De esta manera, la Comisión ha sido el motor de arranque de todo un proceso comunitario, de modo que toda la comunidad parroquial pueda convertirse en motor del funcionamiento del pueblo de Dios Vivo. Es un servicio muy humilde, pero posibilitador del dinamismo general de la comunidad. De sus aciertos depende el desarrollo posterior y la vida de la parroquia.

¿A quiénes debemos convocar a participar en la Asamblea?

La Asamblea reúne de forma directa a todos los que trabajan activamente en la parroquia: sacerdotes, religiosos y religiosas, equipo básico, consejo pastoral parroquial, coordinadores de los grupos parroquiales, a los integrantes de los grupos parroquiales. Pero además, se invita a todos los fieles que quieran asistir, informándoles debidamente en las misas dominicales o a través de otros órganos de comunicación.

¿Cuál es el objetivo de la Asamblea?


Los objetivos a corto plazo darán como resultado un camino a recorrer, y los objetivos de fondo suministrarán a la comunidad parroquial un horizonte. Los objetivos concretos llevan a la acción, y el horizonte estimula y fomenta la esperanza.

Además la Asamblea tiene como objetivo: crear conciencia de parroquia. Sobre todo cuando se trata de parroquias urbanas, en las que el sentido de pertenencia y el conocimiento mutuo de los cristianos resulta más difícil.
Hacia los resultados de la Asamblea.

El primer resultado que podemos esperar de la Asamblea se ubica, en el momento oportuno cuando la asamblea parroquial ha tomado unos acuerdos generales que es necesario concretar, cuando ha establecido unas prioridades y unos caminos de crecimiento comunitario, cuando ha planteado la necesidad de organización de las diversas actividades que se están haciendo. Entonces es fundamental que sea el Equipo Coordinador Básico si ya se cuenta efectivamente con él en la parroquia; si no existe, es necesario formar un equipo que tenga la misión de coordinar todas estas propuestas y hacer viable el itinerario a seguir para hacerlas realidad viva.
El segundo resultado que deberá arrojar la Asamblea consistirá en la necesidad de realizar las tareas comunitarias convenientes para el bien de todos. Algunas de estas tareas -al menos esenciales- ya se realizaban antes de tener lugar la Asamblea. Sin embargo, a partir de la Asamblea, estas tareas pueden recibir un impulso nuevo y revitalizador. Son áreas que deberán ser compartidas en una atmósfera de corresponsabilidad.
La comunidad reunida en asamblea puede sugerir otras tareas, que se deberán añadir a las que ya se realizaban. Es preciso e indispensable la distribución participativa de todas las tareas comunitarias, según las necesidades, según las prioridades más urgentes.

Algunas tareas a realizar son personales. Entre éstas debemos destacar la función específica del presbítero en la comunidad, como hombre de la Palabra y de los Sacramentos. También hay otras, como por ejemplo, la tarea del administrador parroquial, la tarea del secretario, etc.

Otras labores pueden ser realizadas mediante equipos de servicios eclesiales. Cada comunidad parroquial, en fidelidad a su propia realidad, deberá concretar cuáles son estos servicios específicos que deben organizarse de una manera participativa. No se ha de mantener ninguna estructura de servicios que no sea realmente necesaria, y se han de promover todas aquellas que convienen para el desarrollo armónico de la comunidad parroquial.